domingo, 15 de marzo de 2009

Motivación de la lectura: Amar leer

Son muchos lectores que, sintiéndose incapaces de desentrañar el significado de los textos, adoptan una actitud pasiva ante los mismos caracterizada por el mero reconocimiento de las palabras escritas sin procurar ir más allá de las mismas, es decir, sin intentar construir un significado personal de lo leído limitándose, cuando se les pide, a repetir “al pie de la letra” el contenido expresado en el texto.
Hay que señalar que la atribución de significado a lo leído exige implicación y persistencia por parte del lector y que el hecho de que éste decida comprometerse o no en esta tarea depende, en gran medida, del sentido que asigne a la tarea que se le plantea. En este sentido, la respuesta que el lector dé a cuestiones como ¿soy capaz de hacer esta tarea?, ¿por qué hago esto?, ¿cómo me siento cuando tengo que leer? , permiten delimitar el sentido que atribuirá a la lectura y, por tanto, su disposición ante la misma. En palabras de Solé (1992, p. 15), “sin una mínima capacidad para sentir placer y gusto por la lectura será difícil que consigamos desarrollar esta misma capacidad en nuestros alumnos, y si no lo conseguimos, difícilmente podemos aspirar a que lleguen a ser buenos lectores”.
En definitiva, acceder a una comprensión profunda exige que el lector pueda dotar de sentido a la tarea de leer y, en relación a este aspecto, tiene un peso muy importante el tipo de situaciones de lectura en las que éste se haya visto inmerso.




FOMENTO DE LA LECTURA


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