domingo, 15 de marzo de 2009

La metalectura

YUNSSEN (1982) nos advierte que es preciso distinguir la lectura de la metalectura, es decir: entre saber leer y los conocimientos que se tienen sobre la lectura. Saber leer significa que se conocen las letras, las combinaciones de las letras (= palabras), las combinaciones de las palabras (= frases) y que se descifra el significado de estas combinaciones. La metalectura, en cambio, va más allá del simple hecho de descifrar unos rasgos visibles (letras y palabras); comprende el conjunto de conocimientos que tenemos sobre la lectura y sobre los procesos mentales que debemos realizar para leer: qué debemos hacer para leer, para qué se lee un texto, qué exige leer bien, qué elementos influyen positiva o negativamente en el proceso de leer y cómo se controlan, etc. De forma simple podríamos aclarar la diferencia diciendo que leer es abstraer el significado de los signos escritos, mientras que la metalectura hace referencia al conjunto de conocimientos sobre la actividad mental que debemos realizar para abstraer ese significado. No es lo mismo leer un párrafo (lectura) que comentar la lectura misma (metalectura). Al hacer estos comentarios no está leyendo las líneas escritas sino juzgando su lectura, y este juicio no podría hacerlo si no conociera de alguna forma los procesos mentales realizados al leer. El conocimiento de esos procesos es la metalectura.
YUNSSEN (1982), entre otros autores, dicen que el conocimiento que tiene el niño sobre la lectura incide en la adquisición de la habilidad lectora, y esta adquisición aumenta, a su vez, el conocimiento sobre la lectura (metalectura). Es un proceso bilateral y recíproco,
La toma de conciencia de esta influencia recíproca es una condición básica para enseñar a leer a los niños, puesto que queremos que sean buenos lectores es preciso desarrollar en ellos la metalectura: hacer que sean metalectores.

Proceso lector

1 comentario:

  1. Buena lectura, amiga Liliana. ¿Por qué no ha seguido divulgando artículos como el presente? Son necesarios, necesarísimos, aunque a veces parezca que se ara en el mar…

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